La contaminación del agua y la higiene inadecuada desempeñan un papel importante en la propagación de enfermedades como el cólera, la diarrea, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis. La población está expuesta a riesgos sanitarios evitables si los servicios de agua y saneamiento son insuficientes, están mal gestionados o no existen. Esta medida preventiva podría ser especialmente eficaz en instituciones sanitarias sin acceso a servicios de agua, saneamiento e higiene, ya que estos entornos exponen a los pacientes y al personal a un mayor riesgo de infección y enfermedad.
Siete pacientes de países de renta alta y quince de países de renta baja y media contraen al menos una infección relacionada con la asistencia sanitaria durante su estancia hospitalaria por cada 100 pacientes ingresados en hospitales de agudos.
El agua contaminada por sustancias químicas o agentes biológicos es consumida por cientos de millones de personas como consecuencia de la manipulación inadecuada de las aguas residuales de industrias, ciudades y granjas. Además, las fugas de las tuberías pueden dar lugar a altas concentraciones de otros compuestos, como el plomo, y de contaminantes como el arsénico y los fluoruros en el agua potable, sobre todo si procede del subsuelo.
Se calcula que cada año fallecen un millón de personas a causa de enfermedades diarreicas contraídas por agua contaminada, prácticas sanitarias deficientes o una higiene de manos inadecuada. Sin embargo, la mayoría de estas enfermedades son evitables; si se abordaran estos factores de riesgo, podrían evitarse las muertes anuales de más de 395 000 niños menores de cinco años. Las personas que viven en zonas con acceso limitado al agua potable pueden pensar que lavarse las manos es innecesario, lo que aumenta el riesgo de propagación de enfermedades diarreicas y de otro tipo.
La diarrea es la principal enfermedad provocada por el consumo de alimentos o bebidas contaminados. Más de 251 millones de personas necesitaron tratamiento preventivo en 2021 debido a la esquistosomiasis, una infección por helmintos persistente y mortal que se produce al entrar en contacto con agua contaminada.
En muchos lugares del mundo hay insectos que se reproducen o viven en el agua y que pueden transmitir y propagar enfermedades como el dengue. Ciertos insectos, denominados vectores, pueden reproducirse en los depósitos y recipientes de agua potable de los hogares y prosperar en agua no contaminada. Todo lo que hace falta para detener la reproducción de los vectores y la consiguiente contaminación fecal del agua doméstica es cubrir estos depósitos y recipientes.